El teatro de García Lorca
La rebelión de las mujeres o la venganza de sus personajes
Se cuenta una anécdota, entre otra muchas, que habría llevado a la muerte del gran poeta. Estando Lorca en la ciudad de Granada, ya después del golpe de estado que desembocó en la guerra civil española, fue sorprendido en la calle por una manifestación falangista de apoyo a lo que se dio en llamar „el bando nacional“. Ahí Lorca reconoció a dos primos de un pueblo cercano al suyo, de apellidos Roldán, abiertos partidarios del general Mola, quien dirigió, en una primera instancia, la sublevación contra el frente popular y la segunda República. Los dos primos de Lorca le recriminan haber escrito „La casa de Bernarda Alba“, tomando como modelo a una parte de su familia, los Roldán-Alba. Efectivamente, había una mujer en el pueblo de apellido Alba que mantenía sojuzgadas a sus hijas. También existía en el pueblo el personaje de „Pepe el Romano“, quien será el que seduzca a sus hijas. Esta osadía de Lorca, quien basaba sus historias, al igual que la pieza „Bodas de sangre“, en hechos reales, lleva a que sus primos interpongan una denuncia en la policía local, manejada por oscuros personajes de la ultraderecha falangista más rancia.
Su condición de homosexual y haber tenido en su momento simpatías por el Frente Popular, sumada a su actividad teatral en los pueblos de Andalucía con su teatro itinerante, llevando al goce artístico a la gente pobre, llevaron a la detención de Lorca, a pesar de sus numerosas amistades con miembros de la alta cúpula de la Falange española. Sería falso decir que Federico García Lorca era abiertamente de izquierdas.
Ruíz Alonso, quien interpuso la denuncia en la policía de Granada, declaró que „Lorca había hecho más daño con la pluma que otros con las armas“.
Se dice también, que en el pelotón de fusilamiento se encontraba un primo de „Pepe el romano“ y que un falangista de apellido „Trescastro“, un fascista arrogante y charlatán, se preció en un bar de Granada, después del fusilamiento de Lorca, de haberle metido dos tiros por el culo por maricón.
Creo, más allá de la veracidad de todas estas historias, que a Lorca lo fusilaron sus personajes. Aquellos que promovían la opresión de tantos otros, los que sojuzgaban a los más débiles, los que le quitaban los derechos a las mujeres, a las que obligaban a casarse en matrimonios de conveniencia con hombres de situación acomodada, a los que ignoraban las pasiones instaladas en las almas femeninas. Todos ellos se sentían incomodados de que esa realidad se dé a a conocer a través de la ficción.
Porque Lorca hablaba de la opresión, la opresión de las mujeres en un entorno rural y conservador. Federico se identificaba con ellas, vibraba con ellas y les daba voz, rebelándose contra esa situación.
La gran parte de la producción teatral de Lorca tiene como protagonista principal a una mujer. „Doña Rosita la soltera“, „La zapatera prodigiosa“, „Yerma», Bodas de sangre“ y „La casa de Bernarda Alba“, tienen todas un común denominador: en estos textos hay mujeres a las que se les obliga a aceptar un orden establecido, que en todos los casos no coincide con los dictados del corazón. Todas ellas terminan rebelándose, no ideológicamente, si no con las armas simples del amor. Todas ellas no tienen la culpa de amar a quien no deben, todas ellas aceptan la opresión hasta un determinado punto, pero luego terminan dando rienda suelta a su pasión.
En Yerma, la protagonista, es una mujer del campo, que lleva dos años de casada con su esposo Juan, pero no pueden concebir hijos y esto es la mayor causa de su descontento. Su esposo pasa mucho tiempo trabajando en el campo, especialmente de noche, y pone más esfuerzo en ganar dinero que en crear una familia.
Al principio de la obra, Yerma aún tiene la esperanza de que eventualmente podrá tener hijos, pero los embarazos de sus amigas le provocan celos y tristeza. En una de las primeras escenas, Yerma se encuentra con una Vieja que le pregunta si realmente le gusta su marido. Ella le dice que siempre está dispuesta a tener relaciones con él, pero que sólo ha sentido el deseo verdadero con otro campesino, Víctor. Yerma agrega: «Mi marido es otra cosa. Me lo dio mi padre y yo lo acepté. Con alegría […] Yo me entregué a mi marido por él [un hijo], y me sigo entregando para ver si llega, pero nunca por divertirme». (Acto I, Cuadro II)
Su marido, al constatar que sale de la casa, (ella tiene contacto con Víctor, pero no le es infiel), instala a sus hermanas en la vivienda matrimonial, transformando la convivencia en un infierno.
Yerma acude a una romería donde una vieja le ofrece un hijo que ella rechaza. De repente aparece su marido y le dice que ha oido toda la conversación y que está harto de escuchar su continuo lamento por no tener hijos. Además le confiesa que en realidad no le importa tener hijos. Yerma contesta: ¿Y qué buscabas en mí?». Y Juan dice: «»A ti te busco. Con la luna estás hermosa … Bésame…, así». Pero Yerma lo rechaza y le aprieta la garganta hasta estrangularlo. Después grita: «No os acerquéis, porque he matado a mi hijo, ¡yo misma he matado a mi hijo!». (Acto III, Cuadro II)
En „La casa de Bernarda Alba“, tras la muerte de su segundo esposo, ella se recluye e impone un luto riguroso y asfixiante por ocho años, prohibiendo a sus cinco hijas a que vayan a la fiesta. Cuando Angustias, la primogénita y la única hija del primer marido, hereda una fortuna, atrae a un pretendiente, Pepe el Romano. El joven se compromete con Angustias, pero simultáneamente enamora a Adela, la hermana menor, quien está dispuesta a ser su amante. Durante un encuentro clandestino de los amantes, María Josefa, la madre de Bernarda que mantienen encerrada por su locura, sale con una ovejita en los brazos y canta una canción absurda pero llena de verdades. Cuando Bernarda se entera de la relación entre Adela y Pepe, estalla una fuerte discusión y Bernarda le dispara a Pepe, pero éste se escapa. Tras escuchar el disparo, Adela cree que su amante ha muerto y se ahorca. Al final de la obra, Bernarda dice que Adela se murió virgen para guardar apariencias, y exige silencio, como en el comienzo de la obra.
En „Bodas de sangre“, La Novia, uno de los personajes principales, aunque está a punto de contraer matrimonio, sigue enamorada de Leonardo Félix (único personaje del drama que lleva nombre propio, casado y enamorado de ella desde hace años). La familia de Leonardo es la culpable de la muerte del padre y del hermano del Novio. La madre de este no olvida. El día de la boda, la Novia y Leonardo huyen. La Madre y el Novio los persiguen: la honra se lava aunque sea con cuchillo. Leonardo y el Novio se matan entre sí.
En todas estas tramas, Lorca no propone nunca una solución sociológica al tema de la mujer oprimida, a que sean obligadas a corresponder un amor o aceptar una prohibición que no concuerda con sus sentimientos. En todas estas historias, sus protagonistas pierden el control, estallan, son guiadas por la pasión que reprimieron durante tanto tiempo y desembocan indefectiblemente en un final trágico.
No recuerdo otros autores que hayan puesto tan sistemáticamente a la mujer en el centro de los acontecimientos, mostrando una sensibilidad y empatía con la situación de la opresión femenina y su rebelión, aunque esto en parte le haya costado la vida.
Muchos años más tarde, Simone de Beauvoir, una reconocida feminista, reflexionando sobre el tema que nos ocupa, dijo: «El día que una mujer pueda no amar con su debilidad sino con su fuerza, no escapar de sí misma sino encontrarse, no humillarse sino afirmarse, ese día el amor será para ella, como para el hombre, fuente de vida y no un peligro mortal“.
Fuente: El segundo sexo. Simone de Beauvoir. Editorial Cátedra, 2005.