Su estética
Para lograr este efecto en el espectador, Brecht comienza a desarrollar técnicas novedosas que permitan al público poder distanciarse emocionalmente de lo que sucede en la escena y contemplarlo con otra distancia y ojo crítico. Brecht llamaba a esta distancia por parte del espectador “Efecto de extrañamiento” (Verfremdungseffekt). Este extrañamiento era creado gracias a la incorporación de recursos escénicos como anuncios o carteles que interrumpen la acción, o bien mediante situaciones cómicas dentro de la obra, como por ejemplo la introducción de lo musical, o la aparición de intérpretes de feria quienes representaban alguna canción. Asimismo, otro concepto importante que maneja este tipo de teatro es el de la búsqueda del héroe no trágico. Ello lleva indiscutiblemente al planteamiento de personajes humanos quienes sienten miedo y se retractan de lo que han hecho. Siguiendo esta misma línea, resulta necesario agregar que el teatro épico adopta un carácter episódico:
“Las formas del teatro épico corresponden a las nuevas formas técnicas, al cine y a la radio. Está en la cumbre de la técnica. En el cine se ha impuesto ya más y más el principio según el cual debe serle al público posible en cada momento engancharse, y que, por tanto, hay que evitar supuestos embrollados, así como cada parte debe poseer, junto a su valor en cuanto al conjunto, un valor en sí mismo y por lo tanto episódico” (Walter Benjamin: 1987: 22).
Un ejemplo de esto es la obra «Terror y miseria del 3 Reich». Se trata de un conglomerado de escenas que describen la vida durante el nacional socialismo y donde cada escena tiene un valor en sí mismo, más allá del todo.
En este sentido, Brecht habilita la idea de desarrollar el relato y la crítica durante el relato. Por último, el teatro épico alberga la idea de que el teatro va a estar en un podio, y que va a ponerse en evidencia para romper con la idea de identificación con el espectador. Se deben revelar y exponer los medios de los que se vale el teatro y no disimularlos o esconderlos.
Por otra parte Erwin Piscator y Bertolt Brecht rompieron con la ilusión del escenario que se desarrollaba hasta ese entonces, utilizando una técnica muy moderna: escenarios simultáneos, que podían presentar varios aspectos de lo que sucedía al mismo tiempo, puentes movibles, cintas transportadoras, escenario giratorio, etc. Piscator utilizaba además la proyección de imágenes y desde el año 1925 también la proyección de películas documentales que se acoplaban a lo que sucedía en el escenario, agregándole otros aspectos.
Brecht solía poner a los actores delante del telón para que comenten lo que sucedía. Los actores se dirigían al público, se proyectaban textos e imágenes. Todo esto, sumado a las canciones, tendían a impedir o limitar la identificación del espectador con los personajes.
La escenografía era simple, nunca ocupaba el primer plano y el escenario es mostrado como fondo. Se trataban de escenografías minimalistas a diferencia del naturalismo. Se podía apreciar el teatro como el marco en donde se desarrollaba todo, sin pretender disimularlo enteramente. También la iluminación que utilizaba no pretendía transmitir el transcurso del día ni copiar la realidad, sino que era más de tipo dramatúrgica y general, de acuerdo a las atmósferas que requiriera la escena.
Su dramaturgia
Otra de las características del teatro de Brecht, y que se puede apreciar en la pieza «Galileo Galilei» es el carácter episódico que ésta posee. En lugar de separar las partes en actos y escenas, el autor plantea situaciones que relatan lo que va a suceder en ese momento. Un ejemplo de ello nos lo proporciona la siguiente cita textual situada en el principio de la obra: “Galileo Galilei, profesor de matemáticas en Padua, quiere demostrar la validez del nuevo sistema universal de Copérnico” (Brecht: 1919:97). En este sentido, este recurso también va de la mano con el concepto de extrañamiento propuesto por el autor, ya que escénicamente, se busca plantear este pequeño relato en carteles o mediante la voz de un narrador, que contarán a los espectadores lo que va a suceder, con lo que no se busca la emoción ni la sorpresa, sino el distanciamiento y la noción de que se está asistiendo a un espectáculo. Así también, el efecto de alienación puede apreciarse con la introducción de personajes como un cantor de baladas y unos cómicos ambulantes que entonan una melodía en la décima parte:
“-El cantor de baladas (con redobles de tambor): ¡Honorables vecinos, damas y caballeros! Antes de que comiencen a desfilar las comparsas de los gremios en esta noche de carnaval, ejecutaremos la última canción florentina que todo el norte de Italia canta y que nosotros hemos importado hasta aquí a pesar de los enormes costos. Se titula “La horrible teoría del señor físico real don Galileo Galilei” o “Una prueba de lo que vendrá”. (Canta)
El Todopoderoso, con don creador,
Dar vueltas a la Tierra al Sol ordenó.
Y una lámpara a su vientre colgó
Para que girara como un buen servidor… “(Brecht: 1919: 173)