Meiningen es una ciudad situada en el sur de Turingia y es capital del ducado de Sajonia-Meiningen. La vida teatral de esa ciudad hacia fines del siglo XVIII era escasa. En 1860 el único edificio teatral pasa a ser el teatro de la corte, gracias al Duque Georg II, quién en 1870 encabeza la dirección general del teatro.
El Duque Georg II estableció los criterios estéticos y estilísticos. Él creaba la mayoría de los esbozos de decorados y vestuarios como también los grupos y movimientos de los personajes en el escenario. También prestaba especial atención a la composición visual de colores, por lo que todos los ensayos se realizaban con iluminación, decorados y vestuarios completos. Ellen Franz, actriz de la compañía, sería la fiel colaboradora del Duque, quien más tarde se convertiría en su esposa. Ella tuvo una influencia muy importante dentro del teatro de los Meininger: era la responsable de seleccionar los textos y/o las traducciones más idóneas que debían interpretar. Asimismo preparaba a los actores de la compañía en interpretación y dicción. Ludwig Chronegk, actor cómico, también formaba parte del elenco.
En 1871 por consejo de Ellen Franz, el Duque lo nombró régisseur del teatro. Él era el ejecutor ideal de las ideas y concepciones del Duque y la realización de las giras. Las producciones, desde el punto de vista creativo, deben entenderse como el resultado de la confluencia de estas tres personalidades.
El trabajo que realizaban era intenso. Georg II, Ellen Franz y Chronegk se reunían antes de comenzar los ensayos para analizar la obra, discutir y concretar las líneas fundamentales de la puesta en escena (que era determinada por el propio Duque). No se realizaba un libreto de dirección con anterioridad a los ensayos, sino que tomaban como punto de partida los bocetos realizados por el Duque y las charlas con sus colaboradores, teniendo este siempre la última palabra sobre la marcha de los ensayos.
Se consagraba a los ensayos muchísimo tiempo. Era fundamental estar puntual al inicio de los ensayos, que solían comenzar con la compañía sentada en el patio de butacas. En las primeras filas estaba Chronegk junto a un traspunte que daba las indicaciones a los actores. El duque se sentaba junto a su esposa, al fondo del patio de butacas. El primer día de ensayos estaba ya todo preparado: escenografía, vestuario, luces… y se intentaba pasar la obra completa con el fin de que todos pudieran tener una visión general. En los ensayos sucesivos se trabajaba escenas por separado, hasta finalmente transitar la totalidad de la obra en diversos ensayos generales.
Si bien el Duque tenía la última palabra, escuchaba las sugerencias de los actores y no dudaba en ordenar que se probaran las diferentes soluciones propuestas. El Duque estaba abierto a incorporar todos aquellos aspectos novedosos que pudieran aparecer a lo largo del proceso de ensayo, siempre y cuando estuvieran dentro de su planteo escénico. Una vez terminado el proceso de los ensayos, la puesta estaba sujeta a constantes cambios encaminados a mejorar el espectáculo. Uno de los espectáculos más importantes de los Meininger, Julio César de Shakespeare, estuvo en preparación durante más de dos años.
Los actores estaban habituados hasta ese entonces, a un método de trabajo completamente diferente en el que, como dice Barnay en sus memorias, “los régisseurs se contentaban con establecer debidamente si el actor debía entrar al escenario por la izquierda o por la derecha de su interlocutor, y por cuál de las puertas tenía que salir; en cuanto a lo demás, cifraban sus esperanzas en la voluntad de Dios y en el bueno de Schiller”. 9 Las nuevas metodologías de trabajo debían parecer fuera de lo común.
Barnay señala que al principio él también se vio disgustado, puesto que en los ensayos se prestaba mucha atención a cosas que a su juicio eran “absolutamente insignificantes y carentes de toda importancia y valor”, por ejemplo: “Se prestaba atención a la elevación y descenso del tono, al comportamiento y a la posición en el escenario de un personaje secundario. Se leían a los actores largas conferencias sobre el humor y estado de ánimo reinantes, sobre el significado de tal o cual episodio dramático, inclusive sobre la acentuación de tal o cual palabra, y, de esta manera, los ensayos se prolongaban hasta el infinito”. 10
Grube nos relata una anécdota sucedida durante los ensayos de Guillermo Tell de Schiller: en una ocasión a una actriz, que no estaba acostumbrada a las maneras del Duque, le dieron el papel de Berta von Bruneck. El Duque había dirigido la escena situando a Rudenz en el desfiladero rocoso de forma que Berta estaba sentada en una roca mientras Rudenz, apoyado en su lanza, estaba de pie frente a ella […] Llegado este punto, un director profesional hubiera dicho: “Ahora querida señora, ¡siéntese!” Pero siguiendo la acción del personaje, el Duque le dijo: “Está usted cansada”. “No, de ninguna forma, su Alteza”, respondió ella, pensando que el Duque había notado cierto cansancio en su voz. Entonces él le dijo: “Viene de una cacería.” “No, lo siento, su Alteza, vengo de Coburg”. 11
9 G. N. Boiadzhiev y A. Dzhievelegov, “Historia del teatro europeo”, Ediciones Mar Océano, tomo 5, Buenos Aires 1963 página 152
10 G. N. Boiadzhiev y A. Dzhievelegov, “Historia del teatro europeo”, Ediciones Mar Océano, tomo 5, Buenos Aires 1963 página 167
11 G. N. Boiadzhiev y A. Dzhievelegov, “Historia del teatro europeo”, Ediciones Mar Océano, tomo 5, Buenos Aires 1963 página 180
Muy buenas tardes, me permito dirigirme al responsable de esta página por aquí para preguntar si tiene algún curso que se pueda tomar de manera online. Actualmente estoy con un pequeño grupo de teatro que interrumpió sus actividades por la pandemia, pero hemos estado conversando acerca de retomar ensayos y clases a través de Internet, la asesoría de alguien con experiencia nos sería de gran ayuda. Ojalá pueda responderme.
Hola! Sí, de hecho doy muchos cursos online. Puedes escribirme a la dirección de mail. marcelo.diaz@bluewin.ch