Hay una serie de reglas de oro para la comedia que quisiera destacar en este bloque.
La primera de ellas, es que si queremos hacer comedia de la buena, tenemos que encararla muy en serio. Uno de los errores más asiduos a la hora de poner comedias en escena, es buscar la risa fácil. Por lo general se trata de ridiculizar al personaje, vestirlo con prendas que apenas salga a escena el público lanzará una carcajada, o hacerle hacer gestos y caras para provocar la risa. Nunca me interesó este tipo de comicidad. Por el contrario, me interesa la risa que provenga de la situación, de los conflictos, de las circunstancias. Cuando se la encara de esta manera, siempre habrá algo de trágico. Los personajes de la comedia viven circunstancias de mucho apremio, viven una situación trágica, que a veces de tan absurda, provoca risa. Cuando en „Noche de reyes“ a Viola, que hace de hombre, Antonio le reclama el dinero prestado a su hermano gemelo, confundiéndole con Sebastian, para Viola no tiene nada de cómico. Es más, ella está tan solo interesada en salvar su pellejo, ya que su contrincante es poseído por un ataque de ira. Si nosotros nos reímos de esta situación, es porque sabemos más que los personajes. Nos causa gracia que Antonio lo confunda con Sebastian y Viola no entienda lo que le están reclamando. Los actores deben interpretar tan solo la situación dramática en la que se encuentran sus personajes. Pensar en la risa nos llevaría a un camino equivocado y banal.
Lo primero que tenemos que tomar en cuenta es la urgencia de la situación y de los personajes. Como ellos tienen tanta urgencia, harán errores, meterán la pata a cada momento por la falta de tiempo en resolver las cosas. En esto hay una diferencia notable entre la comedia y el drama o la tragedia. En los dos últimos, los conflictos se desarrollan poco a poco poco. En los primeros quince minutos de la obra, se expondrán los conflictos y la situación de los personajes. En Nora, hasta que no aparece Krogstad y la señora Linde, el mundo está en orden. El rey Lear pretende repartir su corona entra sus tres hijas, pero hasta que su hija Cordelia se niega a someterse a la prueba que le exige el padre, el mundo está en orden. En cambio, en „Noche de reyes“, Orsino quiere ya, aquí y ahora, el amor de Olivia. Su urgencia es total y en su búsqueda por conseguir los favores de Olivia, sucederán cantidad de accidentes trágicos para los personajes, y cómicos para los espectadores, porque nosotros sabemos más que nuestros héroes.
Lo mismo sucede en „Arlequino, servidos de dos patrones“ de Goldoni. Su urgencia por tener y mantener sus dos trabajos, lo llevan a situaciones tan extremas y absurdas, que necesariamente provocarán la risa del espectador.