Lo primero que debo hacer cuando comienzo a trabajar en una obra o en una escena, es analizar las circunstancias. Me refiero a todo lo que ha sucedido antes de que comience la obra o la escena. Por lo que dicen los personajes, nos vamos enterando de muchos detalles.
Se le llama circunstancias dadas a todas aquellas que nos ofrece el autor o autora. El hecho de que sepamos que Romeo y Julieta pertenecen a dos familias acaudaladas pero enemistadas de Verona, nos lo plantea Shakespeare. Todas esas circunstancias que encontramos leyendo el texto son de enorme importancia, y es un buen ejercicio anotarlas meticulosamente, ya que será el material del que nos nutriremos durante el proceso de ensayo.
Sin embargo, estos elementos serán insuficientes a la hora de abordar una escena. Esto es así, porque los autores o autoras no nos entregan todas las circunstancias de sus personajes. Aquí comienza uno de los trabajos más placenteros que hay en el teatro: jugar al detective para que, a partir de los pocos elementos que nos entregan los autores, poder seguir las pistas que nos lleven a armar el puzzle. Desde ya que una puesta se diferenciará de otra, porque habrán construidos, entre otras cosas, circunstancias diferentes. ¿Cuál es el motor de Yago para poner el marcha la intriga contra Otello? ¿Qué hizo Romeo después de la fiesta en donde se enamoró de Julieta, antes de visitarla en su casa, en la famosa escena del balcón? Imaginémonos que Romeo tuvo la necesidad de contárselo a sus amigos. Mientras les relataba lo sucedido a sus incrédulos amigos tomando cerveza, Romeo les asegura que acudirá a la casa de Julieta y que esa misma noche la conquistará definitivamente. Los amigos le explican que la casa es inexpugnable. Hay perros, muros altos y cámaras de televisión filmando todo. Entonces trazan un plan. Llevan sogas para trepar por los muros, sprays para tapar las cámaras y carne con somníferos para los perros. En una operación comando logran vencer los escollos y Romeo se planta debajo del balcón de Julieta. Todas estas acciones no se encuentran en el texto de Shakespeare. Pero a partir de pensar lógicamente la situación, hemos podido crear circunstancias que ayudan a la acción. No todas las circunstancias que se piensen ayudarán a la acción. Este es un aprendizaje que debemos hacer los directores. Todas las circunstancias que no son dadas por el autor, las llamaremos circunstancias agregadas.
La utilidad de las circunstancias agregadas (por el director o directora), podemos definirlas desde dos aspectos.
- Completar la historia de los personajes que nos lleven a las acciones físicas.
- Equilibrar la desigualdad entre los personajes en cuanto a las simpatías que puedan desencadenar en el público. Si un hombre atropella a un niño por exceso de velocidad, el público lo condenará instantáneamente. Si luego sabemos que este señor conducía así su coche, porque su mujer se encontraba grave en el hospital, y él era portador del único grupo sanguíneo que a ella le podría salvar la vida, nuestra mirada en relación al hecho, no será tan estricta. Un teatro de héroes y villanos es muy aburrido. Nos interesarán más los seres humanos con contradicciones, porque se parecen más a nosotros mismos.