Cursos online de teatro

Cuando se desató la pandemia, volvía de Montevideo con un Hamlet ya casi listo, faltando dos semanas para el estreno. Llegar a casa significó una gran alegría, pero un gran vacío al mismo tiempo. Se habían suspendido todos los seminarios presenciales y los ensayos que tenía programados de futuras puestas con sus respectivos estrenos. Mi suerte no era diferente a las de millones de personas en todo el planeta. El mundo comenzó a vivir una situación de excepción, desconocida hasta entonces y que todavía perdura.

Me enfrentaba a un desafío desconocido hasta el momento: cómo llenar ese vacío y sacar provecho de la situación en la que nos encontrábamos. Hablando con un amigo psicoanalista de Buenos Aires, me contaba que había cambiado la atención de sus clientes, tratándolos ahora online. Me recomendó hacer lo mismo. Me reí y le expliqué que el teatro no se puede hacer online, ya que requiere más que cualquier otra disciplina de lo presencial. Él me insistió tanto que después de colgar, me decidí a ofrecer un curso online de teoría teatral como para probar. Pensé que además se trataba de una manera de mantenerme ocupado, estudiar y profundizar en temas para los que normalmente no tenía tiempo.

Apenas había enviado el mail anunciando la realización del curso, comenzó a apuntarse la gente. Muchos alumnos conocidos, pero también muchos desconocidos. Este primer curso superó todas las expectativas, con casi 100 participantes, desarrollándose en forma de conferencias dadas por mí. El experimento me dio el valor para probar cosas más osadas. El segundo curso fue más allá, trabajando yo mismo como director, poniendo en escena una obra, „El jardín de los cerezos“ de Chejov, y mostrando de esta manera  mi forma de trabajo: como presentar un concepto, la escenografía, los vestuarios, cómo realizar las primeras lecturas de la obra y el trabajo de mesa.

Desde entonces fui variando el tipo de cursos. He realizado cursos de análisis de texto, desarrollando la tarea de definir giros dramáticos y objetivos, otros sobre el teatro épico de Bertolt Brecht y recientemente he decido incorporar otros docentes a los seminarios, e incluso dar cursos de interpretación.

Quiero sacar algunas conclusiones que hemos venido hablando con los participantes en distintas sesiones.

  1. Es muy grato estar comunicados con participantes en diferentes partes del mundo, escuchar sus diferentes maneras de hablar, la diferencia horaria, etc.
  2. La participación en este tipo de cursos abarata costos, ya que son más económicos que los presenciales y se ahorran además los desplazamientos y los costos de albergue.
  3. Toda la parte analítica que tiene el teatro es posible desarrollarla sin más.
  4. La parte práctica permite mucho más de lo que uno hubiera pensado al principio. En efecto, es posible concebir una escena y darle intenciones a un texto. Es posible accionar aunque se esté en diferentes espacios, cómo es posible también reaccionar a los estímulos aunque vengan disminuidos en su intensidad a través de la pantalla. También es posible coordinar las miradas de los actores, acordando antes la ubicación de cada uno en la pantalla.
  5. También es posible realizar calentamientos, ejercicios con intenciones e improvisaciones. Todo esto era para mí absolutamente insospechado.
  6. Lo que resulta de estas escenas online es una mezcla muy agradable entre teatro y cine. En efecto, el secreto consiste en no quedarse sentado delante de la cámara, si no tener en cuenta la posibilidad de desplazarse de un sitio al otro, trabajar primeros planos, planos alejados, en una palabra, incorporar elementos del cine al teatro. Esto representa para el espectador un innegable plus.
  7. El déficit mayor reside en que los impulsos, a través de los kilómetros y la pantalla, son mucho más débiles para el actor, aunque no así para el espectador.
  8. La conclusión general es que los cursos online de dirección escénica como de interpretación, han llegado para quedarse incluso después de la pandemia, no para reemplazar a los presenciales, pero sí para complementarlos.

Quisiera agradecer a los cientos de participantes de estos cursos que me han ayudado a desarrollarlos, a darme consejos en cuanto a la técnica de Zoom, y han aceptado estos desafíos. Creo que en este proceso hemos aprendido mucho mutuamente y esto significa siempre un enriquecimiento.

Los próximos cursos serán novedosos para mí. El primero se trata de cómo desarrollar un concepto de puesta en escena, incluyendo la escenografía, los vestuarios y la música. Par ello he incorporado a dos especialistas con los que tuve la suerte de trabajar en muchas puestas en escena, Susanne Füller para escenografía y vestuario, y Markus Reyhani para la composición musical.

„Das authentische Spiel“ será por otra parte un curso de interpretación, donde intentaremos experimentar cómo conseguir la verdad total en el escenario. Aquí, además de ejercicios e improvisaciones, trabajaremos con una de mis obras predilectas de los últimos años: „ Las neurosis sexuales de nuestros padres“ de Lukas Bärfuss.

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